martes, 27 de noviembre de 2007

Culto a Isis

El centro del culto de Isis estaba en Filé, donde la diosa encontró el corazón de su esposo y se construyó un templo dedicado a ella durante la XXX Din. El culto de Isis se difundió desde Alejandría por todo el mundo helenístico después del siglo IV a.C. Apareció en Grecia en combinación con los cultos de Horus, su hijo, y Serapis, el nombre griego de Osiris.
El historiador griego Herodoto identificaba a Isis con Deméter, la diosa griega de la tierra, la agricultura y la fertilidad. El culto tripartito de Isis, Horus y Serapis se introdujo después del 86 a.C., en Roma durante el consulado de Lucio Cornelio Sila y llegó a ser uno de los cultos más populares de la religión romana.
Llegó a adquirir una mala reputación debido al carácter libertino de algunos de sus ritos sacerdotales, de tal modo que algunos cónsules posteriores hicieron esfuerzos para suprimir o limitar el culto de Isis. El culto desapareció en Roma después de la instauración del cristianismo y los templos egipcios dedicados a Isis que quedaban fueron cerrados a mediados del siglo VI d.C.
En Época Grecorromana se le dedicaron unos templos denominados Iseum. Entre ellos, podemos destacar el que se localiza en la ciudad de Pompeya y el de Behbeit el-Haggar, en Egipto. Su culto se asoció con Démeter y Zeus y se convirtió en una religión mistérica, con ritos de iniciación, de purificación y ascéticos. En Egipto, su culto conoció la decadencia cuando el país fue invadido por persas, griegos y romanos. La llegada del cristianismo y la renuncia del emperador Constantino a ser faraón-dios-sacerdote acabó con su culto. Sila introdujo en Roma el culto a Maat, que fue asimilada a Bellona, en este momento se instaló en la ciudad el primer colegio de pastóforos, los sacerdotes isíacos.
Durante el gobierno de Augusto, el culto isíaco no solamente era identificado como externa superstitio, sino que, además, una de las mayores enemigas del pueblo romano, Cleopatra, derrotada por Augusto, se había autodefinido como la nueva Isis; la identificación de las reinas ptolemaicas con Isis se había convertido ya en una tradición, iniciada por la esposa Ptolomeo II.La batalla de Actium supuso un gran obstáculo para la implantación definitiva del culto isíaco en Roma, vinculado como estaba a la derrota y conquista del enemigo.

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